jueves, 6 de septiembre de 2018

Muerte con pingüino #Reseña

Muerte con pingüino
AndreiKurkov
ED. BlackieBooks
Páginas: 280

Viktor es un escritor arruinado: está sin blanca, lo ha dejado su novia, tiene frío.
Imaginen si se siente solo que decide adoptar a un pingüino. No sabe que este nuevo compañero de piso, Misha, también está deprimido: suelta suspiros melancólicos cuando chapotea en la bañera de agua helada y se encierra en la habitación como un adolescente. Ahora Viktor no solo está triste, sino que debe consolar a su amigo. Y además alimentarlo.
Todo se complica cuando un gran periódico le encarga escribir esquelas de personajes públicos que aún están vivos. Parece una tarea fácil. Pero no lo es: los protagonistas de sus necrológicas empiezan a fallecer en extrañas circunstancias poco después de que escriba sobre ellos. Misha y Viktor se ven atrapados en una trama absurda y violenta.
Una novela oscura y luminosa, con humor blanco y negro. Como la vida. Como un pingüino.




Compré este libro sin saber muy bien lo que me iba a encontrar: la portada y el título ya me llamaron la atención, pero es que cuando leí la sinopsis estaba entre desternillada de risa e intrigada por una trama que gira en torno a un pingüino y la redacción de esquelas de personas aun vivas, lo que podía derivar en una obra maestra o en un sinsentido que me iba a arrepentir de haber comprado. 

No lo hice. De hecho, se ha convertido en uno de mis libros favoritos. 

Original es la palabra que emplearía si tuviera que definir este libro con una sola, pero me quedaría corta. No he leído nunca una novela que se aleje tanto (y tan bien) de los clichés, lo que se debe, en gran parte, a sus grandes dosis de rareza, porque sí, es un libro raro: raro y original, pero ahí es donde reside su encanto. 

"Muerte con pingüino" es la mezcla perfecta entre el género negro ambientado en la sociedad postsoviética, un universo kafkiano y unas reflexiones filosóficas camufladas en forma de pensamientos y diálogos. Todo esto hace que te adentres en la historia de Viktor y Misha, tomando esa realidad como algo cotidiano y verosímil por la forma en la que está narrada y la naturalidad con la que se desarrolla toda la trama. 

Respecto a la narración, una de las cosas más características es que está contada de principio a fin desde una perspectiva un tanto derrotista, pero a la vez, con una ternura que permite empatizar con los protagonistas casi al instante. 

Los personajes también están envueltos por ese halo pesimista pero necesario, ya que para comprender las sensaciones que tienen los mismos y el ambiente en el que nos sitúa el autor, es imprescindible ese tinte grisáceo en cada una de las frases. 

En cuanto al final, las últimas 30 páginas me han dejado completamente en shock, ya que no me lo esperaba para nada así. Te deja con una sensación de vacío en el estómago y con la imperiosa necesidad de hacerte con la secuela "Pingüino perdido" para ver como acaba una aventura en la que ya no se concibe una continuación sin la presencia de un "Misha" como compañero de viaje. 

Antes de despedirme hasta el mes que viene, os dejo tres de mis citas favoritas, para que veáis un poco el estilo del autor y ver si así os convenzo de que lo leáis (jejeje). 

“La puerta chirrió y apareció Misha, muy contento al parecer de que en el pasillo no hubiera nadie. Avanzó hacia la cocina y empujó la puerta para abrirla. Contempló a su amo desde la puerta y luego se acercó a él para frotarse contra su rodilla.” 

“Todo le iba bien, al menos en apariencia. Cada época tenía su normalidad. Lo que antes era una monstruosidad ahora era moneda corriente y la gente lo aceptaba como normal y seguía viviendo en lugar de angustiarse demasiado. Para ellos, igual que para Viktor, lo esencial era seguir vivos, al precio que fuera.”

“La cuestión es que, si algún día se le explica todo, no será más que porque tanto su trabajo como su vida ya no valdrán nada...” 

¿Os llama la atención? ¿Lo habéis leído? ¡Contadme! Yo solo puedo animaros a que le deis una oportunidad, tanto Misha como Viktor la merecen. 

Nos leemos en la siguiente entrada. 😊 

Marta González.

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